El impacto de la noticia fue tan fuerte que el mismo Ministro de Relaciones Exteriores de Ecuador, Fander Falconí, tuvo que venir a España para buscar una “solución” a este inconveniente. Los hechos se remontan al referéndum realizado en septiembre del año pasado, el mismo que brindaba la posibilidad de reelección al presidente Rafael Correa y que fue aprobado por el 64 por ciento de la población. Entre las propuestas de la nueva Constitución –que no pudo ser votada por los ecuatorianos que viven en el extranjero– se encontraba la modificación del artículo 7 respecto a la ciudadanía ecuatoriana. En ella se otorga la nacionalidad de ese país a los nacidos en el extranjero que sean de padre o madre ecuatoriano. A partir de la aprobación de la nueva constitución cambió la suerte de los recién nacidos en España.
“Amplia los derechos”
El jueves 23 de abril el Ministro Falconí se reunió en Madrid con el canciller español Miguel Ángel Moratinos para tratar sobre ese tema. En el encuentro, informó horas más tarde Falconí, el canciller español mostró “la buena voluntad del Gobierno Español” para encontrar una “solución diplomática y política al tema”. Según explicó el ministro de Correa, el lunes 27 de abril se formaría una comisión mixta para buscar solución al tema y darle así tranquilidad a sus compatriotas. Aunque no fijó una fecha límite para el grupo de trabajo formado por especialistas ecuatorianos y españoles, aclaró que sería “expedita e inmediata”. Entre las soluciones que se barajaron en dicha reunión se encuentra la posibilidad de aplicar directamente el convenio hispano-ecuatoriano de Doble Nacionalidad a los recién nacidos o la de crear un trámite administrativo para evitar la espera de un año para que los padres soliciten la nacionalidad española de sus hijos. Hay que aclarar que hasta antes de la nueva constitución los hijos de los ecuatorianos nacidos en España obtenían la nacionalidad española de manera automática.
Para el ministro Fander Falconí más que un problema la nueva Constitución “amplía el derecho de todos” y es acorde con los “derechos universales de los niños” ya que no deja apátridas a sus compatriotas nacidos en el exterior como sucedía anteriormente. Y aunque, si bien es cierto, la nueva Constitución ampara a sus ciudadanos, también causa un nuevo dolor de cabeza a los residentes en España ya que no sólo tendrán que esperar un año para solicitar la nacionalidad por residencia de sus hijos sino que con la recarga en la administración las citas para iniciar los trámites se dan para varios meses después.
“Quisieron favorecernos, entre comillas, pero esto perjudica a nuestros hijos, te quita mucho tiempo y varios derechos” afirma Hugo Bajaña un guayaquileño que lleva seis años en España y cuyo pequeño nació en agosto del 2008. “El cambio se dio en septiembre pero también ha perjudicado a niños que nacieron antes. Mi hijo nació en agosto y no ha podido optar por la nacionalidad española. Tengo abierto un expediente de solicitud de nacionalidad que hasta ahora no se resuelve. Ya lleva ocho meses sin documentación”, denuncia Hugo. Para él la embajada de su país no ha actuado de manera adecuada en este caso ya que no les ha informado sobre dicho cambio.
Inés Puma, nacida en Ibarra y afincada desde hace 10 años en España, señala que por una parte el amparo que brinda la nueva constitución de su país a los niños nacidos en el extranjero es correcto, pero coincide con Hugo en que a la larga significará “más trabas” en cuestión de papeleos. “Pero también hay otras cosas, por ejemplo al no tener la nacionalidad española ni bien nacen perderán muchos beneficios como guardería. Se les cerrarán muchas puertas” afirma esta madre que está a la espera de su tercer retoño.
Ante este punto el Ministro Falconí aclaró que los niños nacidos a partir de octubre del 2008 en España no perderán ningún beneficio en cuanto a educación y salud ya que así se lo informó el canciller Moratinos en la reunión que sostuvieron. Hasta antes del cierre de esta edición las conversaciones entre ambos gobiernos continuaban. Quizás el precedente de Brasil, que tuvo el mismo inconveniente, pero que llegó a un acuerdo favorable para sus hijos nacidos en la tierra de Cervantes, sirva de ejemplo en este caso. Y todo eso a pesar de las declaraciones del presidente Correa quien, con su peculiar estilo, arremetió contra España: “Eso es parte de la viveza ibérica para restringir aún más a los migrantes en España y endurecer las políticas anti migratorias que tiene España y que tiene Europa».
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