Familiares de los niños y niñas de la Residencia de San Ildefonso han acudido este lunes al Teatro Real alrededor de las 7.30 horas para desear por última vez suerte a sus hijos, que serán los encargados de extraer y cantar los números del Sorteo Extraordinario de la Lotería de Navidad.
Los menores han llegado al Teatro Real en dos grupos. El primero ha llegado andando en torno a las 8.00 horas entre aplausos y vítores, a la vez que sus familiares les esperaban en la puerta de acceso para abrazarlos y animarles. El segundo grupo ha llegado unos minutos más tarde en autobús.
Entre los familiares está Sonia, madre de Evelyn Maldonado, que cantará los números que salgan en la séptima tabla y que tiene “la esperanza de cantar el gordo”. “Es su segundo año, por lo que no está muy nerviosa”, desvela su madre en declaraciones a Europa Press. “El año pasado no cantó ningún premio, a ver si este año tiene más suerte”, ha recordado.
Sonia cuenta que su hija Evelyn de 12 años se ha levantado como una “flor” a las 5 de la mañana, después de apagar su alarma en el teléfono porque “no quería llegar tarde”. “Ayer fue su cumpleaños, por lo que está súper contenta y emocionada”, ha señalado.
Entre los menores también estará Alba Apea, hija de Judith, quien asegura que la niña de doce años está “súper nerviosa porque tiene muchas ganas de hacerlo bien”. “Está muy ilusionada por sacar algún premio”, manifiesta la progenitora.
“Se ha levantado la primera a las 5.00 horas de la mañana y no ha podido desayunar con normalidad por los nervios, aunque estos días lo ha hecho muy bien en los ensayos”, dice Judith, que reconoce que su hija tiene “miedo” a equivocarse.
Otra de las madres que estaba esperando a sus hijos ha sido Teresa Mecheva, ya que sus dos hijos Estefanía y Ernesto, de diez y nueve años respectivamente, participan por primera vez en el Sorteo extrayendo bolas. “Ella está más relajada, pero el niño está un poco nervioso porque es más vergonzoso”, desvela.
“Para ellos es una ilusión. Además les ha tocado extraer bola, que creo que es el trabajo más duro porque lo tiene que hacer bien para que no se caiga la bola al suelo”, ha indicado Teresa Mecheva, que recuerda que este domingos los menores quisieron acostarse “más temprano” para no llegar tarde. “Estaban muy preocupados”, afirma.













