La irreverente serie animada South Park ha vuelto a poner al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, en el centro de su sátira política. En el cuarto episodio de la temporada 27, emitido esta semana, los creadores Trey Parker y Matt Stone sorprendieron con una trama en la que Satanás asegura estar esperando un hijo de Trump.
El giro cómico llega tras varios capítulos centrados en el mandatario. En el estreno de temporada, el presidente aparecía intentando mantener relaciones sexuales con el diablo, lo que ya desató polémica por la forma en la que fue retratado. Ahora, la historia avanza hasta insinuar un embarazo infernal que genera especulaciones entre personajes de la cadena Fox News dentro de la propia trama.
En una de las escenas más comentadas, un reportero pregunta a Trump si mantiene una relación con Satanás, a lo que el presidente responde con vehemencia: «¡No me estoy tirando a Satanás!». Sin embargo, las dudas persisten y un periodista sentencia: «Ese tipo sí que se está tirando a Satanás. ¡Menudo semental!».
Lejos de ser una aparición aislada, la figura del presidente estadounidense se ha convertido en hilo conductor de la temporada. En episodios anteriores se le ha mostrado aceptando sobornos e incluso intentando convencer al consejero escolar Mr. Mackey para formar un trío con él y el mismísimo Satanás.
La Casa Blanca no ha tardado en reaccionar. En un comunicado remitido a EFE, el portavoz Taylor Rogers calificó la serie de “irrelevante desde hace más de dos décadas” y acusó a los creadores de buscar atención con “ideas poco inspiradas”. Según el mismo escrito, Trump “ha cumplido más promesas en seis meses que cualquier otro presidente en la historia de Estados Unidos” y ningún programa de “cuarta categoría” podrá empañar esa gestión.
La provocación, marca registrada
No es la primera vez que South Park recurre a la sátira política extrema. En la temporada pasada, la producción ya había generado controversia al caricaturizar a Kristi Noem, secretaria de Seguridad Nacional, disparando contra cachorros, en alusión a un polémico episodio personal.
Con este nuevo capítulo, Parker y Stone reafirman la esencia de South Park: llevar la crítica social y política al límite, sin importar cuán grotesco o incómodo resulte el humor.