El expresidente peruano Martín Vizcarra (2018–2020) fue internado este jueves en el penal de Barbadillo, ubicado en Lima, cumpliendo una orden de prisión preventiva de cinco meses por presuntos sobornos vinculados a proyectos cuando fue gobernador regional de Moquegua, entre 2011 y 2014. El juez Jorge Chávez Tamariz justificó la medida por riesgo de fuga.
El fiscal solicita hasta 15 años de prisión por el delito de cohecho pasivo propio. La defensa, por su parte, ha anunciado que apelará la decisión y denuncia que la institución judicial ya tenía redactada la resolución previamente.
En respuesta a la medida, Vizcarra difundió un vídeo en TikTok acusando un “pacto mafioso” que, según él, controla desde las sombras las instituciones estatales y el Poder Judicial. El exmandatario, inhabilitado políticamente tres veces por el Congreso, criticó su destitución en 2020 y señaló que su expulsión también fue política.
Barbadillo: prisión de expresidentes
Este penal especial ya alberga a otros tres exmandatarios: Alejandro Toledo, Ollanta Humala y Pedro Castillo. Alberto Fujimori también estuvo preso allí entre 2007 y 2023. El centro, administrado por el INPE dentro de la sede policial de Diroes en Ate, cuenta con áreas comunes, celdas individuales, baño privado y jardín, lo que ha hecho que se le describa como una “prisión VIP”.
La encarcelación de expresidentes es un fenómeno reciente en Perú, reflejo de una crisis institucional y de recurrentes denuncias de corrupción.
Con este caso se marca un nuevo episodio en una tendencia que involucra a varios exjefes de Estado y que abre nuevamente el debate sobre la justicia, la política y la corrupción en Perú.
Barbadillo ha dejado de ser solo una cárcel para convertirse en un símbolo de la inestabilidad política y judicial del Perú.