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Balance de las eliminatorias

Los favoritos de siempre siguieron ocupando los puestos de privilegio en este último proceso de clasificación para el Mundial de Sudáfrica 2010. Y fue quizá Argentina la selección que rompió con la tradición y a duras penas logró el ansiado cupo tras pasar más de un susto en las últimas fechas. El caso de Chile fue la otra cara de la moneda puesto que su dirigencia no escatimó en la inversión económica y contrató a un técnico serio y consagrado como el argentino Marcelo Bielsa, quien le infundió a su equipo un estilo de juego ofensivo y lo convirtió en la más grata revelación de las eliminatorias. Una prueba de ello es que los chilenos anotaron 32 goles en dieciocho encuentros, tan solo uno menos que el puntero Brasil.
El Scratch sigue manteniendo el liderazgo de siempre, apoyado en el peso de su historia, la infaltable calidad y el inmenso talento de sus jugadores. En este proceso saltó a la luz la enorme figura del portero Julio César, la regularidad del genial mediocampista Kaká y la consagración del goleador Luis Fabiano, quienes jugaron papeles decisivos en cada partido y permitieron que Brasil se diera el lujo de asegurar su clasificación antes que todos, en la antepenúltima fecha. Como cada cuatro años los brasileños son, sin lugar a dudas, los grandes candidatos sudamericanos a llevarse el título en Sudáfrica.
Paraguay no hizo sino ratificar su gran momento futbolístico, esta vez de la mano del DT argentino “Tata” Martino, discípulo confeso de Bielsa, quien supo conformar un plantel poderoso por su solidez en todas las líneas. Los guaraníes no tuvieron grietas y, tras una buena racha de victorias en la primera rueda (ganó cuatro partidos consecutivos), tuvieron crédito suficiente para afrontar la segunda parte del proceso con la tranquilidad necesaria. Además, Paraguay fue la selección que ganó más partidos en casa: sumó siete victorias de local.
Argentina pasó momentos de angustia que habían quedado en el olvido desde 1985, cuando Perú estuvo a un paso de dejar a los albicelestes fuera del Mundial de México, torneo en el que a la postre el elenco de Maradona y compañía abrazaría el título. En esta ocasión, casi veinticinco años después, Diego se enfundó el chándal de DT sin tener mayor experiencia en estas lides; el atrevimiento casi le cuesta caro a su selección. En la penúltima fecha superaron a Perú con un milagroso gol de Palermo en la agonía del partido, y sufrieron en el encuentro final ante Uruguay para clasificar en el cuarto lugar de la tabla. Queda para la estadística la vergonzosa derrota sufrida en la altura de la Paz ante Bolivia por 6-1, en una actuación desastrosa de los argentinos, que salieron a jugar en la altura sin tomar mayores precauciones defensivas.
Fiel a su tradición de los últimos tiempos, Uruguay fue muy irregular a pesar de tener en sus filas a jugadores de gran nivel. Quedó quinto y se vio obligado a pasar al repechaje ante Costa Rica. Mientras tanto, Ecuador tuvo varias oportunidades de pelear un cupo a Sudáfrica pero le faltó la cuota de gol para poder soñar en grande. Basta recordar que en el encuentro ante Brasil en Quito cuando los locales crearon dieciocho situaciones de gol y apenas pudieron lograr un magro empate. En parte gracias a la extraordinaria actuación del portero Julio César pero en buena medida debido a la falta de jugadores gravitantes en la ofensiva del cuadro tricolor.
Colombia tuvo muchos altibajos en el camino. Empezó con buen pie, sufrió el cambio de entrenador y luego no pudo contar con un once ideal para convertirse en candidato. El cuadro cafetero está en un proceso de cambio generacional que no termina de configurarse plenamente, sigue siendo un equipo vulnerable y carente de grandes figuras que puedan sacarlo a flote. Venezuela sigue mostrando el progreso de su fútbol y jugó la mejor eliminatoria de su historia. Se hizo fuerte de local, estuvo en  manos de un técnico joven y con un futuro promisorio como César Farías. Hace tiempo que desterró en el olvido su papel de “patito feo” a nivel continental.
Lamentablemente no puede decirse lo mismo de Bolivia y Perú, las dos selecciones que nunca mostraron ni por asomo un mínimo de coherencia para poder tentar un cupo en el Mundial. A pesar de tener la altura de La Paz como ventajoso aliado, el equipo boliviano sigue hundido en los últimos lugares y no le alcanza con ostentar victorias ante Argentina y Brasil en casa para poder aspirar a jugar un Mundial. El único consuelo que le queda es contar con un técnico joven como Erwin “Platini” Sanchez, otrora figura del balompié de su país, quien podría liderar un proyecto interesante a largo plazo.
El caso de Perú es diferente pues el crédito del DT José “Chemo” del Solar empezó a terminarse a partir de un escándalo de proporciones suscitado en la concentración de la selección –con alcohol y mujeres de por medio–, un embrollo en el que estuvieron involucrados varios de los referentes del cuadro blanquirrojo y que el técnico no supo esclarecer a tiempo. A eso se suma la falta de nivel del torneo local, el escaso profesionalismo de los futbolistas y la incapacidad de una dirigencia que no ha sabido corregir el rumbo de la política deportiva y dar visos de solución en medio de una crisis absoluta. En el último lugar de la tabla, los números de Perú lo dicen todo: ganó tres partidos, empató cuatro y perdió once. Anotó apenas once goles y recibió más del triple en su propia valla: treinta y cuatro. Así, el tiempo sigue su curso inexorable y Perú sumará nada menos que treinta y dos años sin asistir a un Mundial. Mientras tanto, los sudamericanos clasificados cantarán orgullosos sus respectivos himnos en la histórica cita de Sudáfrica.

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